Precalentamos el horno a 200° C. En un recipiente hondo preparamos la farsa o relleno. Mezclamos la pechuga de pollo picada, el lomo de cerdo picado, el pan rallado, los huevos batidos, la pastilla de caldo desmenuzada, las pasas sultanas, la canela, un pellizco de pimienta negra molida y una cucharadita de sal.
Abrimos el pollo por la parte inferior e introducimos el relleno poco a poco, llenando las cavidades de las alas y las patas con cuidado para no desgarrar la carne ni la piel. Cosemos la apertura con aguja e hilo para que no se salga el relleno. Untamos el pollo con mantequilla fundida por todos lados, salpimentamos generosamente y lo colocamos en una bandeja de horno forrada con papel de aluminio ligeramente engrasado.
Asamos en el horno durante 2 horas cubierto con una lámina de papel de aluminio. Transcurrida la primera hora, retiramos el papel de aluminio. Durante la última hora de horno el pollo se puede dorar en exceso, así que conviene estar atentos por si hay que cubrirlo de nuevo con el papel.
Después del tiempo de horno retiramos la bandeja y dejamos atemperar durante una hora, mínimo, antes de cortar y servir. Mejor si lo dejamos dos o tres, incluso de un día para otro. El pollo relleno toma cuerpo con el reposo y resulta más fácil de cortar en frío. Servimos con los jugos del asado, que espesamos calentando a fuego suave, removiendo sin parar, con una cucharadita de harina de maíz.